EL EXPOLIO.
Doménikos TheotoKopoulos. 1577-1579.
Óleo sobre lienzo. 285 x 173 cm. Sacristía de la
Catedral de Toledo.
El 2 de julio de 1577, el futuro Arzobispo de Toledo y obrero catedralicio, García de Loaysa, adelanta 13.600 maravedís a cuenta del cuadro que tendría que realizar, Doménico Greco.
Fue uno de los primeros encargos nada más llegar a Toledo, como pintor con reputación internacional.
El cuadro
está dividido en tres planos muy diferenciados:
En un primer
plano, en la parte de abajo del cuadro, a la izquierda, se encuentran las tres Marías y
un sayón (antigüo verdugo) a la derecha, el cual está inclinado haciendo un
agujero con un clavo en el palo de la cruz. Y en el extremo inferior derecho,
hay un papel arrugado a modo de carta, con la firma del pintor.
En un segundo plano, en el centro de la obra, encontramos a la
izquierda un romano vestido con armadura de gala renacentista castellana, de la
época del Greco, y anacrónico en las Sagradas Escrituras. En el centro, Cristo prendido en el momento anterior a ser
clavado en la cruz, pero sin sangre, sin sufrimiento, sin corona de espinas en
la cabeza... que la iglesia consideró que no se ajustaba a las narraciones de los
evangelios canónigos, lo que le llevo, junto con la enorme diferencia de precio entre
lo que le pagaba la catedral y lo que quería el pintor, a un largo pleito
jurídico. A la derecha otro romano de verde atando las manos de Jesucristo y
empezándole a quitar la túnica roja para
ser clavado en la cruz, creando un juego compositivo de manos, junto con la que señala al espectador, verdaderamente asombroso en toda la Historia del Arte.
Por último en el tercer plano, arriba del cuadro, por encima de la cabeza de Cristo, podemos apreciar muchas cabezas de diferentes sayones entorno a Cristo con
cascos renacentistas, lanzas, sombreros y un fragmento de cielo nublado. Este
fondo, posteriormente inspiró a Velázquez en su cuadro de la Rendición de Breda.
La
composición es central con la figura de cristo y el imponente carmín de su
túnica. Su serenidad, la expresión mística de sus ojos al cielo, la postura de
sus manos atadas pero tranquilas. Todo ello contrasta con el nerviosismo del
resto de la escena, en composición circular entorno a Él, con azules, verdes,
violáceos y grises.
La audacia y
singularidad de la escena le llevó al Greco a numerosos pleitos y conflictos con
la Catedral de Toledo y su Arzobispado, que no consideraban apropiada la escena
para el vestuario del Sagrario, La Sacristía de la Catedral.
La Catedral
ofrecía al pintor griego, 228 ducados y el pintor pedía por su cuadro 900
ducados una cifra imponente, muy alta, para la época. Se llegó a juicio y le
encomendaron que modificara el cuadro, quitando a las tres marías y subiendo el
nivel de Cristo en la composición por encima de los sayones.
El Greco se negó siempre a modificar su obra,
a cambio de una rebaja sustancial de sus honorarios, los 350 ducados que recibió al final.
Tras ese
largo pleito, la Catedral Primada no
volvió a contar jamás con Doménikos
TheotoKopoulos y éste perdió el más importante y poderoso
cliente que podía ofrecerle la ciudad de Toledo.
Aún así y dada su enorme categoría como artista, siguió
viviendo y pintando en Toledo y alrededores, con innumerables encargos hasta su muerte en 1614.
martes, 21 de enero de 2014
Entradas relacionadas