Este trabajo ha recibido el PREMIO "GALIANA PRESENTA" 201.5 a la MEJOR PELÍCULA (compartido con 2ºB) y a la MEJOR INTERPRETACIÓN GRUPAL.
PLANTEAMIENTO DEL TRABAJO
La oscuridad, la falta de luz más o menos completa, la proyección oscura
que un cuerpo lanza en el espacio en dirección opuesta a aquella de
donde viene la luz, la imagen oscura que sobre una superficie cualquiera
proyecta un cuerpo opaco, interceptando los rayos directos de la luz…
así se define la sombra, oscuridad, umbra y/o penumbra que ha acompañado
al lenguaje cinematográfico desde sus orígenes.
Antes, la pintura y
las sombras chinescas la utilizaron para expresarse. Las sombras
chinescas, que en realidad nacieron en Java unos 5000 años antes de
nuestra era, consistían en algo tan sencillo como interponer la mano
entre una fuente de luz y una pantalla o pared, para conseguir
representar formas o animales merced al movimiento y posición de las
manos. Aquel juego infantil dio lugar a las teatrales sombras que desde
Oriente se propagaron con gran éxito en Europa, a través de Francia y
Alemania. Algunos piensan que en esta primera reproducción del
movimiento están los antecedentes del cine. De lo que no hay duda es de
la importancia de las sombras, de su utilización en el desarrollo del
cinematógrafo, en su lenguaje, en su fotografía.
La luz es un
elemento imprescindible para el lenguaje cinematográfico. Sin luz no hay
cine. La iluminación crea sombras, arrugas, rejuvenece o envejece, crea
efectos psicológicos del personaje, en función de donde se coloque
cambia la atmósfera de una película.
En el cine en blanco y negro
lograron algunos cineastas como Eisenstein o Fritz Lang dominar el mundo
de luces y sombras, dando a la sombra carácter protagonista, utilizando
con maestría el contraluz, el humo de hogueras y cigarros. La niebla y
otros efectos se realizaban con fines estéticos, para enfatizar la luz y
las sombras y no solamente con el fin de crear atmósferas y ambientes.
sábado, 13 de junio de 2015
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